martes, 4 de mayo de 2010


Lomas de la primavera, al fondo el cerro de la primavera.




El padre Chuy.

A mitad de la cuadra estaba una persona platicando con unos niños. Le saludé y le pedí me indicara cuál era la oficina del padre. Y me respondió yo soy el párroco.

Entonces me presenté y le pedí hablar un minuto con él. Nos fuimos a su oficina, me presenté y le hablé largo y tendido sobre nuestro proyecto. Recuerdo que solo me dijo: yo si les ayudo siempre y cuando permanezcan porque han venido de otras y univesidades y escuelas, exprimen a la gente, se van y no vuelven; no quiero que eso vuelva a suceder.

No tenía ni idea de lo que ibamos a hacer en su parroquia, esto fue en 2003 y hasta la fecha, 2010, todavía los estudiantes de psicología están presentes en esa comunidad.

Me indicó dónde vivía la representtante de la colonia y algunas personas que, de alguna manera, ejercían liderazgo en la comunidad y hacia ellos me fui. Pero esa es otra historia.
La UNIVA. (La capilla)

Todo comenzó así: después de recibir el encargo de realizar un proyecto comunitario; un buen día, mochila al hombro y cachucha para el sol, me subí en un camión de la ruta 51 y fui a dar a la Col. Lomas de la primavera.

Al descender del camión Observé para todas partes. El cerro del Coli al norte y el cerro de la Primavera al occidente, custodian el asentamiento.

Después de vagabundear un rato por las sinuosas, empinadas y polvorientas calles de la colonia, me encaminé hacia el oriente para eoncontrarme con un edificio que por su estructura, parecía algo así como una escuela. Al llegar me di cuenta de que, en realidad, era un edificio de departamentos. Pero al voltear hacia el norte descubrí una construcción que, al parecer, era un templo y hacia allá dirigí mis pasos con un caminar lento, observando todo y saludando a todo mundo que, por suerte, se cruzaba en mi camino.

Al llegar a ese lugar me encontré con algunas personas que, por su aspecto, parecían trabajadores de la construcción que estaban comentando, seguramente, sobre su desempeño de ese día.

Lancé mi saludo. Buenas tardes, dije. Buenas... contestaron. Es aquí el templo parroquial? Así es, dijeron todos. Podrían decirme dónde encuentro al sacerdote? Me señalaron hacia la otra calle, por allá está su oficina, dijeron.

Hacia allá me fui, de repente el corazón empezó a latir más fuerte y con mayor rapidez. Encontrarme con una persona desconocida, con la incógnita de si seré bien recibido y con interés en el trabajo en cu comunidad, me causaba algún desasociego.

domingo, 2 de mayo de 2010



La UNIVA. (vista parcial)


He trabajado en muchas instituciones, centro de integración juvenil, uapi, salubridad...la UNIVA. De la carrera de psicología de la universidad del valle de atemajac, fui docente de tiempo variable, jefe del departamento de psicología, docente de tiempo completo, coordinador académico y coordinador de vinculación.

Muchas satisfacciones tuve mientras trabajé ahí pero la mayor, fue haber coordinado la intervención comunitaria en Lomas de la Primavera en Zapopan, Santa María en Tlaquepaque y Santa Paula en Tonalá.

Trabajar con la gente y para ella es altamente gratificante. Lograr que los alumnos y alumnas de la licenciatura en psicología de la universidad del valle de atemajac se involucraran con mucho compromiso en esas comunidades fue algo verdaderamente notable.

A lo largo de algún tiempo iremos publicando algo de lo sucedido en esas comunidades; me refiero a la labor altruista y comprometida de todos mis alumnos. Realizaron un trabajo digno de mucho respeto y admiración.

lunes, 26 de abril de 2010


La despedida.

Esto debía haber sido el final pero es el comienzo. En esta ocasión será el pricipio. Este día fue mi último día de labores en la Univa, mi universidad tan querida. Este es el inicio de una nueva etapa de mi vida pero seguramente será la final. (Parece un enredo.)

Rodeado de mis compañeros maestros y de mis queridísimos alumnos fui despedido entre risas, discursos, abrazos y mariachis y bailongo. Fue muy curioso de las melodías pedidas por el que despedían, ninguna supieron cantar los mariachis. Imaginen la clase pero hicieron un buen esfuerzo y eso valió la pena.

Fue una despedidia llena de remembranzas, palabras dichas con mucha calidez, recuerdo de anécdotas chuscas, alegría, sinsabores y mucho más.

Y así inicié mi etapa de desempleado.